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lunes, 8 de marzo de 2010

"Cuando por fin me observe en tu espejo, espero al menos que me reconozca..."

El tiempo y la ingratitud son fantasmas incapaces de corroer el cariño verdadero.
En mi adolescencia pertenecí a un grupo incluyente del todo (gente de todos los colegios, de todo tipo, de todas partes), tan incluyente era que hasta yo fui parte de él.
Luego el inexorable final y la demagógica "pronto nos volveremos a ver".
La separación fue indefinida hasta una repentina y anónima convocatoria para un reencuentro (bendito facebook).
Volvimos a compartir risas, recuerdos, ciertas canciones que nos recuerdan nuestra vida anterior, otras que cuentan historias diferentes a las vividas juntos; gente que no recordaba que existía, otra que no recordaba que quería, otra que no sabía que me querían... y los queridos de siempre, los especiales, aunque ya sin pelos largos, ideas revolucionaria, apasionamientos insensatos.
Estando entre todos te das cuenta que la gente no cambia - no del todo-, como si durante 12 años nosotros nos hubiésemos quedado en stad by hasta volvernos ver.

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Anónimo dijo...

por eso yo le tengo miedo a esos reencuentros. pero en la calle es invetible encontrarse a un amigo, ese que se hacia el payaso ((yo no, yo mas bien era de los tranquilos, calaldos y un poco aburridos y temo q e todavia)), ya de señor, casado, con hijitos aldedor yla señora atrás, embarazada, que me pregunta, tobar, cuando te casas, cuidado te quedas virgen a los 40.

lo que dices que es como si quedasen en stanb by es cierto, completamente. siempre, siempre en cada aspecto de tu vida te van a recordar, todavía no te gradúas? todavía no terminas la carrera? todavia no te casas? qué, ricardo, ochenta años y todavía no te mueres?

en fin.

por cierto, con mis compañeros de clases, por suerte, con las unicas revoluciones que soñabamos y compartíamos febrilmente eran las claves de inmortalidad y armas infinitas en la tun riader.

ricardo weblog