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viernes, 15 de junio de 2012

Carta para ti desde el 2001

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¿Eres mío?, no lo sé y tal vez ni tú lo sepas, pero siento que ese espacio especial  del que hablábamos, de ese pedazo de alma que el uno tiene del otro no ha desaparecido, sigue aquí, con nosotros, aunque bastante dormido.


Yo nunca quise hacer de ti mi esclavo, ni yo ser tu esclava, pero creo que la cercanía emocional que nos  unió hace que no se tuya (¿eres mío?).

 Realmente nunca supe qué hizo sentirte tan cercano; siempre nos faltó tiempo, la distancia ha sido nuestra compañera, nuestro nexo; sin embargo nunca he podido alejarte y siento que eres mío aunque no conmigo, aunque estés lejos o en otra alma.

No sé si quiero volver a verte, me entristece saber que ya no recuerdo tus ojos, tu sonrisa, tus manos o tus besos. ¿Te reconocería? no puedo imaginarlo, hace tanto que no te veo, aunque en espíritu quiera sentirte siempre cercano.

Hay ocasiones en las que los recuerdos no son suficientes y yo llegue a extrañar realmente tu presencia física, tus abrazos, sobre todo.

¿Por qué la distancia?, quisiera saber si tú también me extrañas; si aún después del tiempo que ha pasado sigues pensando en mí, que aún me tienes en tus recuerdos, en ese pedazo de alma que me dijiste que es solo mío y que nadie puede quitármelo u opacarlo.

De cualquier manera quiero que sepas que siempre te tengo en mí, en pensamientos y oraciones; en deseos y remembranzas; que aún nadie ha sido capaz de arrancarte de mí.

Por eso es que, aunque sé que no nos veremos o conversemos, quiero que me sientas en ti, que seas feliz en el día de tu cumpleaños, que sepas que me encantaría abrazarte, pero me es imposible (¿por dignidad?) especialmente porque no sé si eres mío.