RSS

martes, 19 de agosto de 2008

Carta para tí desde el 2008

Todo se mueve hacia un camino inexpugnable. Quise ponerme un collar de plata, pero estaba lleno de pátina. Compré un líquido pulidor y, como soy de las que no se queda quieta ("se pica", en lenguaje más coloquial), saqué todas las cosas de plata por limpiar.
Ahí estaba. Un joyero oscurecido por el tiempo, regalo de tu hermano para un cumpleaños mío al que no pudiste ir porque estabas lejos. Mientras lo limpiaba no pude dejar de pensar en lo que fuiste para mí. Tú y el intruso en mi vida han sido más importantes de lo que se creen, o de lo que se merecen.
Hace tiempo cuando dejé de tener recuerdo lúcidos contigo, estaba claro lo que significa un “nunca más”. Ya desde hace mucho que no recuerdo tus manos ni tu mirada. Inclusive no recuerdo cuándo fue la última vez que te soñé; al principio eras algo borroso, después aparecías como un espectro, ahora ya ni te sueño. Hoy eres una lejana sonrisa en mi recuerdo… y tu voz (una tontería, pero en la universidad un chico me gustaba porque tenía tu misma forma de hablar). Hace tanto que nos alejamos de nuestras vidas que no eres más que un fantasma.
Y eso que me nombraste como tu “alma gemela”, lo tengo por escrito.
Detrás de todo lo no vivido contigo, lo peor fue cuando supe que te habías casado. Por primera vez sentí el mareo del terror: los ojos se desorbitan y el pulso se pone a mil. No sé cómo hice para contener mis lágrimas hasta que estuve sola, y te lloré por todo lo que no habías sido para mí. Duró hasta que caí en cuenta que, inclusive si morías, ya todo daba igual. Nos dejamos en la misma parte del recuerdo que la ropa que uno no se pone, en el fondo del armario, donde no estorbe.
Luego, por una de esas casualidades tontas supe nuevamente de vos, de tus hijos (¿mellizos, verdad? vi su foto y te aseguro que si hubiesen sido míos serían mucho más bonitos), de que casi te matan.
Intentaste ponerte en contacto conmigo; en aquel momento yo vivía otra vida, en otro mundo y no supe reaccionar certeramente. Con reclamos me enteré de que mi niño y tú se enfrentaron, yo preferí hacer mutis por el foro y no te pedí disculpas, no las merecías, al menos no de mi parte y las decisiones en mi vida ya habían sido tomadas.
Si me conocieras hoy ya no me reconocerías. Si me hablaras de tus sueños de tener hijos yo me reiría en tu cara, y vos no me aguantarías porque yo ya dejé de creer en todo y en todos.
Me cuestiono qué habría sido de nuestras vidas si yo no hubiese sido tan joven e inexperta y tú un manipulador inseguro. Mira vos, que en algo más te pareces a ese otro.
Es extraño que en esta ciudad tan chica no nos hayamos nunca vuelto a ver.
Empecé hablando del joyero que me regaló tu hermano, hoy lo utilizo para poner el anillo con diamante que me dió mi niño hace 3 cumpleaños.