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miércoles, 8 de julio de 2009

"Make that change"

Tuve una infancia demasiado cruel para no verla desde este lado como “surreal”. La inestabilidad emocional de mi mamá y la absoluta desidia de mi papá me lanzaron al filo del desequilibrio. Mi primer conato silencioso de suicidio fue a los 11 años, en diciembre de 1992, el segundo en abril de 1993… luego perdí la cuenta (aunque en mi adultez han sido prácticamente nulos).
En esa etapa púber, se discutió sobre mi incierto futuro en foros, litigios y tertulias familiares, las cosas se me mostraron de tal manera que parecía que yo misma era quien tomaba las decisiones de mi vida y “escogí” irme a vivir con una tía abuela.
Veo en retrospectiva este cambio y evidencio cómo mejoró mi vida; nunca he dejado de ser amargada, exigente y neurótica, pero en esta etapa con mi tía me transforme y aprendí tanto, dejé de ver a los demás como enemigos y nació mi interés hacia el arte, la música y la literatura.
Recién a los 12 años, cuando descubrí que la vida era algo más que constantes sentimientos de culpa y humillaciones, tuve mis primeros amigos y mis primeros autores preferidos. En mi adolescencia hubo tres figuras musicales clave, la más importante, Michael Jackson. Fue para mi un descubrimiento no solo estético sino también emocional; con canciones como Keep the faith o Man in the mirror él cambió mi existencia, mis perspectivas, mi futuro. Recuerdo mi adolescencia traduciendo con fruición sus letras, cantando a gritos sus canciones, llorando de emoción por sus videos.
Desde el 25 de junio no ha habido un día en el que no haya dejado de llorar por él. Solo una vez había sufrido tanto por una ausencia, por Alejandro, un primo mío que murió con 15 años, hace casi 10 años. Si a mi la muerte de Michael Jackson me ha conmocionado tanto, no puedo imaginarme lo que sienten sus hijos, su madre, sus hermanos (en sangre y alma). Siento una profunda empatía por el dolor de ellos y me da rabia cuando lo atacan e injurian.
En los 90’, al mismo tiempo que yo lo comenzaba a adorar, su vida empezó a desmoronarse ante la mirada atónita e incrédula de nosotros, los otros. Yo nunca dejé de dudar de él, de su bondad, sensibilidad, generosidad e infantil inocencia… pero él no tuvo una tía abuela que lo salvara del abismo de la inestabilidad, ni un Michael Jackson que con sus letras y su música mejore su visión de la vida.
Creí que con su última despedida, la de ayer, ya mi ánimo se tranquilizaría, sin embargo hoy al ojear los periódicos y volver a ver el homenaje que le hicieron en Los Ángeles ha sido peor, con una nostalgia en extremo dolorosa.
Que Michael descanse en paz. Espero pronto dejar de llorar.

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Unknown dijo...

que curiosidas, mas o menos por esa misma epoca yo tambien empece a enloquecer, y hablo en serio. a los trece años me diagnoticaron sicosis deprersiva o sea, que intentaba matarme, pase de sicologo en sicolo y mal que bien volvi al colegio, quince años tenia cuando empece el primer curso, es una epoca horrible, nunca supe por que me sucedio, talvez sea algo sicologico/biologico, es algo que nos ocurre a la gente sensible y yo se que lo eres por el gusto a las artes y la literatura, o sea, eres una culturosa, yo tambien soy culturoso pero renegado y empece a descubrir tarde mi gusto por la literatura, como a los 19 años, recuerdo que el primer libro que lei fue juventud en extasis, yo creo que por ahi e que yo me eche a perder.

ricardo weblog

La Dama del Abismo dijo...

¿Te echaste a perder por tener a Juventud en Éxtasis como tu primer libro leído?, no me sorprende.
Bueno, mi problema es que también soy una chica simpatica en el exterior, pero muuuy amargada por dentro, lo que me da un "toquecín" contradictorio.
Mi inestabilidad viene directamente heredada de mis padres... un psicólogo me dijo que, por sobre todo, por culpa de mi papá, que es un perfecto extraño con el que sólo comparto apellido y familia en común.
Otra psicóloga me dijo que mis crisis son producto de falta de litio.
Ambos me medicaron pero mi mamá no me dejó terminar ningún tratamiento, no quería que me vuelva loca como ella.
Sé que debería regresar a un psicólogo o psiquiatra, pero me da mucha pereza, jeje.