En su primer día decide salir a ver los alrededores de su nueva ciudad. Caminando por La Mariscal, a la primera persona que ve le dice, en un castellano no muy bien pronunciado: "Gracias amigo ecuatoriano por permitirme estar en este país donde me han dado casa, comida gratis, seguro médico, educación gratis y cédula... gracias".
La persona sonríe y le responde:
El iraní continúa y encuentra a otro que caminaba en dirección opuesta, le dice: "Hermano ecuatoriano, gracias por este país tan bello que es Ecuador".
La persona le responde: "Lo siento, no soy ecuatoriano, soy de Venezuela"
El nuevo emigrante continúa su camino y para a la siguiente persona que ve en la calle, le da la mano y dice: "Gracias por este Ecuador tan maravilloso..."
La persona dándole la mano le dice: "Muy bien querido amigo pero yo no soy ecuatoriano, soy de Nicaragua"
El iraní continúa su camino y finalmente vea a una señora bien vestida que le viene al encuentro y le pregunta: "¿ Es usted ecuatoriana?"
La mujer sonríe y le dice: "No, yo soy cubana"
Extrañado y confuso, el iraní pregunta a la mujer:" ¿Y dónde están los ecuatorianos? "
La cubana le mira de arriba abajo con curiosidad y le responde:
¡¡¡ Espero que trabajando chico, porque tienen que mantenernos !!!
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Pensé que iban a estar en España!
Trabajando en España, claro. Al autor de este cuento se le olvidó ese detalle.
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