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lunes, 30 de julio de 2007

Recuerdo hace algún tiempo haber escuchado un llanto lejano y una voz repitiendo mi nombre incontables veces. Me asusté un poco al descubrir que eso fue cierto y que, además, la voz se abrazaba de una prenda mía, al evocarme.
En últimos eventos he sentido la cercanía de un ser remoto y sin alma. Es extraño porque los recuerdos están ahí, en mi memoria, y a veces irrumpen sólo como una lejana y perdida reminiscencia; pero otras veces todo es inútilmente impetuoso, y hay conversaciones imaginarias, y discusiones metafísicas, y he llorado inconsolablemente, y he gritado basta, basta de pensar en mí.
Ya sé que esto de la tecnología rompe distancias, pero los desapegos tácitos son más fuertes. ¿Y qué decir de la inquebrantable lucha de los comunistas argelinos?

Creo- Fito Páez

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Jorge dijo...

Curiosa coincidencia, sí.

Esto de la telepatía es un mundo fascinante y que, sin duda, tiene su lado peligroso y que bien resumes aquí, sobre todo porque a veces es incontrolable o no sabemos controlarlo o nos asustan situaciones "raras" que no deberían asustarnos.
El otro día, hablando con una amiga de este tema, ella me comentaba que durante el sueño o estado donde el cerebro funciona en estados delta o theta nuestra mente trabaja en un plano muy distinto al que estamos acostumbrados y que en ese plano somo más sensibles a la hora de emitir y recibir ciertas energías. Y que, en esos estados "alterados" no existe el espacio ni el tiempo... lo mismo recibes sentiminetos de hace 500 años que del 2100 que de tu vecino que de otro que está a otro lado del planeta. También me decía que hay gente con "luz", poder, fuerza en su interior ( normalmente ni lo saben) y que por eso reciben la visita de personas con problemas. Al igual que la gente busca psicólogos, orientadores bablaba cuando están despiertas... dormidas buscan personas que creen les pueden ayudar.
Es como en la vida "real" pero más crudo, es decir, la gente en sueños muestran tal cual son sus penas, sufrimientos y problemas, sin los tapujos y máscaras de la vida normal. Quizás por eso nos atormentan a veces .. porque no estamos acostumbrados a tanta crudeza.

la inquebrantable lucha de los comunistas argelinos? ¿Me explicas eso?


Por cierto, me gusta la parte de tu rostro que exhibes... pero sobre todo tu frente.

La Dama del Abismo dijo...

¿No deberían asustarnos?... no lo sé, pero por esta indomable sensibilidad que me trae de los pelos, se me da por negarlo todo (hasta a mí misma), pretendiendo que todo me resulte más fácil.
Oye, ¿y tu amiga no te explicó cómo apagar esa “luz interior”? es que yo, por muy buena gente que sea, no es que tenga mucho espíritu de consejera… y mi segundo nombre no es consuelo.
¡Que los otros, en tu caso, y ese intruso, en el mío, mejor se largen con su crudeza a contratar a un psicólogo!

Lo de los argelinos, no tiene sentido, pero es de una novelina de Manuel Vásquez Montalbán… a lo mejor sí tiene alguna interpretación subconciente que no la sé explicar.

Mi frente, redondita como la de un niño, está para que se sienta por mí ternura y deseos de protegerme ;D

(Míster Gen, vaya testamento que has escrito, qué honor –procedo a sonrojarme-)

Jorge dijo...

esa sensibilidad es una virtud. Solo debemos encontrar el contexto adecuado para que a los demás les sirva y a nosotros nos favorezca. TOdo un reto esa búsqueda... en este mundo donde parece estar penado sentir de más, donde si no eres uno de esos artistas bohemios pareces no tener derecho a ser "distinto" o sensible...y más si eres hombre. Una de las salvaciones se llama utilidad. Yo creo haber encontrado un camino. Veremos.

Sí, la frente redondita, como la de un niño, receptiva, esponjosa, flexible, más intuitiva que lógica, creativa, demasiado infantil?