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jueves, 12 de febrero de 2009

El verdadero amor

Un espasmo de rabia adolescente me marcó con una imperceptible cicatriz en la ceja izquierda, él era una bestia violenta a los 15 años*. Fueron tres puntos y casi un año sin dirigirle la palabra. Después me abrazó y "aquí no pasó nada". Años después, al verme fijamente en el espejo, recuerdo que, afortunadamente, el verdadero amor es capaz de curar todas las cicatrices del alma.

*ahora mi hermano aplaca su gusto por la sangre estudiando para doctor

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