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miércoles, 3 de enero de 2007

Estétika Kierkegardiana

El hombre poseedor del 'don' de agradar, de interesar, de seducir a las mujeres se convierte en un Don Juan si esas dotes personales que Dios, el diablo o la naturaleza pusieron en él se unen a la inteligencia, la amoralidad, el orgullo, el valor y el deseo despierto ante la mujer: es decir, su sentido polígamo, donde le es necesario el empuje genital de verdadero macho.

Mercedes Sáenz-Alonso

AMÉN

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P dijo...

oh.. soy una potencial doña juana... :D

La Dama del Abismo dijo...

Suerte la tuya, yo estoy en el lado de las víctimas.